Nacida en el barrio Olaya Herrera de Cartagena de Indias, una zona marcada por la pobreza y la falta de espacios culturales, Ruby Flórez convirtió su pasión por el teatro en una misión de vida: crear oportunidades para que niños, niñas y adolescentes invirtieran su tiempo libre en el arte y no en la calle. Con más de 14 años de trayectoria como docente, actriz y gestora cultural, fundó una corporación que desde hace 8 años trabaja en comunidades urbanas y rurales de Bolívar, especialmente en zonas afectadas por la violencia intrafamiliar, de género y sexual. A través de disciplinas como danza, teatro, música y artes plásticas, la organización aborda temáticas sociales cruciales como derechos sexuales y reproductivos, inclusión, paz, salud mental, xenofobia, homofobia, bullying y cuidado del medio ambiente, incorporando prácticas sostenibles como el uso de materiales reciclados para escenografías y manualidades.

Este espacio inclusivo se ha convertido en un faro de creatividad y transformación, donde niños y jóvenes —con o sin discapacidad— encuentran un lugar seguro para expresarse, desarrollar habilidades y descubrir nuevas oportunidades. Más que un centro artístico, es un motor de cambio social que fomenta el sentido de pertenencia, derriba barreras y celebra las diferencias como parte del proceso creativo. A través de talleres, clases magistrales y puestas en escena, la corporación ha formado público en una comunidad sin infraestructura cultural, demostrando que el arte no solo entretiene, sino que también empodera, sana y une a las personas en torno a un propósito común.