Isaías Guerrero
Isaías Guerrero
Desde hace cuarenta años, cuando asumió la dirección del Instituto San Pablo Apóstol, el padre Isaías Guerrero no piensa en otra cosa que en la industria y la tecnología como herramientas para educar gratuitamente a miles de niños de los estratos uno y dos de las zonas más vulnerables de Bogotá.
"Aquí nadie paga un peso de matrícula o de pensión porque el niño debe tenerlo todo", dice el padre Guerrero, al indicar que el único compromiso que adquieren los menores de edad es querer ser grandes y prepararse para buscar una beca que les permita ser profesionales sin ningún costo. Con orgullo revela que de las decenas de promociones de bachilleres, 857 jóvenes fueron becados por excelencia académica en universidades públicas y privadas del país. “Hoy tenemos profesionales en todo el mundo que ayudan a jóvenes, que como ellos, tuvieron una oportunidad”, anota el sacerdote. Toda su estructura educativa la financia con dos talleres industriales: uno, de impresos, y otro, de inyección de plásticos, que sirven para pagar los gastos administrativos de las empresas y del colegio. La mayoría de operarios son egresados o muchachos que cursan una carrera técnica. El sueño del padre Guerrero es llegar a tener una universidad industrial en donde los profesionales sepan hacer y por qué lo hacen.